es un mamífero artiodáctilo doméstico de la familia Camelidae, abundante en la Puna o Altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador y Argentina.1 Fue creado por los pueblos andinos nativos mediante selección artificial a partir del guanaco salvaje que fue domesticado y del cual, por lo tanto, la llama deriva. Según recientes estudios de ADN,[cita requerida] esto ocurrió en principio de manera independiente en tiempo y espacio, en sectores del sur del Perú, norte de Chile, oeste de Bolivia y el norte de Argentina.2 Fue aprovechado al máximo por el imperio Inca: era utilizado como animal para sacrificios, se obtenía carne y lana de él, y era aprovechado como animal de carga (el único antes de la llegada de los españoles a América, si se exceptúan los perros de los trineos inuit o «esquimales»).
La llama posee un cuello largo y delgado y un pelaje grueso que varía del beige oscuro hasta el blanco, aunque el patrón más común es marrón rojizo con manchas blancas o amarillas. El rostro es estrecho con orejas redondas y un labio superior hendido. Tiene 32 dientes, de los cuales sobresalen sus incisivos inferiores. Sus patas están provistas de 2 dedos con almohadilla gruesa en las plantas.
El estado de conservación es una medida de la probabilidad de que una especie continúe existiendo en el presente o en el futuro cercano, en vista no sólo del volumen de la población actual, sino también de las tendencias que han mostrado a lo largo del tiempo, de la existencia de depredadores u otras amenazas, de las modificaciones previstas en su hábitat.